Dinamarca, quizás uno de los países menos visitados por los españoles, posee un sinfín de maravillas que lo convierten en un lugar por conocer. Más allá de la decepcionante Sirenita, son muchos los atractivos que tiene Copenhague y muchas también las peculiaridades de sus pueblos y llanos paisajes (teniendo en cuenta que el punto más alto tiene 183 metros), todo ello envuelto por un ambiente maravilloso: la brisa del Báltico que baña de frescor la ciudad mientras que en latitudes más meridionales se sucede un tórrido verano; el hecho de ser uno de los países menos corruptos y con mejor nivel de vida y el orgullo de catalogarse como la nación más feliz de todo el universo. No nos demoremos más y lancémonos a su descubrimiento:
VIAJE A COPENHAGUE (KØBENHAVN)
Día 1: Localización y primeras impresiones
- Partiendo desde la Plaza del Ayuntamiento (Rådhuspladsen), tomamos la calle Strøget, que nos conduce a la Nykongs Torv (Nueva Plaza Real). Siguiendo todo recto, llegaremos hasta Kastellet. Visita del parque estrellado con edificaciones del siglo XVII, una iglesia en estilo anglicano y la mítica fuente Gefion, dedicada a la diosa que dio vida a Dinamarca arrancando un pedazo de Suecia.
- Abandonamos en dirección norte el parque para adentrarnos en las inmediaciones del puerto y llegar a otro recinto verde, de nombre Langeline, donde florece, mecida por las mansas aguas del mar del Norte la famosa Sirenita, bautizada como Den Lille Havfrue o La Pequeña Señorita de Mar, un presente que la empresa Carlsberg hizo a la ciudad.
